dilluns, 16 de febrer del 2015

LAS FUENTES



Poco se inventa en política. Por mucho que nos quieran vender renovaciones de todo a cien, lo que hay es fruto de una tradición, de una escuela, de prácticas que nacieron hace siglos, desde la venerada cuna de la democracia ateniense hasta los príncipes maquiavélicos, desde la encumbrada revolución francesa y las luces ilustradas hasta las organizaciones surgidas tras la Segunda Mundial para neutralizar tentaciones totalitarias. Cada país ofrece sus singularidades para personalizar el producto, se modela con héroes y villanos autóctonos, mentiras pródigas, la línea del engaño surcando la palma de la mano de un pueblo que siempre pringa. El río que discurre por la historia y que se estanca en los discursos rancios que atosigan hoy nuestros oídos tiene unas fuentes. Aunque las sospechas, luciérnagas en las tinieblas, apunten a períodos sórdidos, es complicado llevar las pruebas ante el juez.
Después del desmontaje del estado del bienestar con precisión de relojero suizo por parte del rajoyismo, vuelve el tiempo de las grandes mentiras. Época de espejismos. ¡La recuperación! Aquí la tenemos, sin duda alguna, quien no la vea es un cenizo malintencionado. Tres cifras macroeconómicas cambian la vida cotidiana, nada importa el paro acuciante y la precariedad laboral, los umbrales de pobreza que atrapan a más gente, que desahucien familias a troche y moche, que se recorten derechos. ¡Falacias de rojos!
Este fin de semana adquirí por un euro (la cultura está por los suelos) una fuente de la que ha debido beber el actual presidente del gobierno para fortalecer su rostro de cemento armado. Compendio de Historia de España, desde las más remotas épocas hasta 1939. Autor: R.P.Ramón Ruiz Amado. Editorial Librería Religiosa. Un manual perfecto de trucaje histórico. 


La primera mentira está en el límite temporal. El autor se alarga hasta el fin de la segunda guerra mundial con el único objetivo de babear con el temple del gran Caudillo. Y de paso inspirar a Rajoy con una visión de la posguerra que para sí quisiese cualquier país desarrollado. El hambre devoraba a una población famélica y se fusilaba sin piedad a los disidentes que se enterraban en cunetas kilométricas para olvidar a marchas forzadas la media España derrotada. Igual que hoy, igual que siempre, el autor se inventa la realidad y escribe sin rubor:

Cuán sabia y prudentemente obró nuestro Caudillo lo vemos una vez terminada la guerra, 7 de mayo de 1945, al contemplar una España próspera y del todo reconstruida, mientras la mayoría de los pueblos de Europa se debaten entre ruinas.

Supongo que ya saben que la prospera España del 2015 es modelo de recuperación en todos los foros económicos de los mentirosos globales. Y en el mundo de las nuevas tecnologías son insuficientes los manuales de apología histórica para cambiar las mentes analfabetas de criterio. Los publicistas entran en acción para idear un sketch en el que el plasmático presidente se dedica a dar las gracias puerta a puerta a los sufridos españoles por su esfuerzo. Vuelvo a las fuentes y encuentro la semilla del despropósito.

¡Dios salve a nuestra patria! Y nosotros, sus hijos, trabajando cada uno en su lugar, con el fiel cumplimiento del deber, esforcémonos por restituirle su antigua grandeza. 

Agua que no has de beber, déjala correr.

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