A las multitudes se las engaña con trucos que
sorprenden de pura sencillez. La gente quiere ver una cosa y los tahúres (les
prescribo el ingenio de mi mago de cabecera Juan Tamariz) solo tienen que
reducir la intensidad del entorno y focalizar en la mentira. Hoy me centraré en
Francisco I, el Papa Revolucionario, el Papa Austero, el Papa Argentino, el
Papa de los Nuevos Tiempos, en resumen, el Papa que ustedes y los que les
manejan a ustedes y a mí quieren que veamos.
No pude soportar la entrevista que le hicieron en
Cuatro. Pura fachada. La continua reverencia del entrevistador, el baboseo
confundido con respeto reverencial, el fatuo escondido entre una sencillez
forzada me forzaron a cambiar de canal. Pueden acusarme de ver en este Papa lo
que yo quiero ver y seguro que no se equivocarán. Pero si fundé la voz ácida no
es para darles gato por liebre, la voz miel o la voz agua búsquenlas en otra
canción.
Yo había leído horas antes los mangoneos que se
trae Yunque y Hazte Oír. Gallardones, Margallos, Fernández Díaz en manos de una
nueva versión de los guerrilleros de Cristo Rey. Días antes había visto un
video de los abusos de un curilla a su sirvienta magrebí y como se subía al
altar como si tal cosa. He sufrido los insidiosos anuncios de XTANTOS que
promocionan la X en la declaración de renta a favor de la Iglesia mientras esta
institución empresarial no paga IBI por sus propiedades. No me quiero remontar
a los casos de pederastia y al Banco Ambrosiano, el secretario de Benedicto y a
la Inquisición o las Cruzadas.
Razones no me faltan para desconfiar del de la
bata blanca. Lo poco que le escuché fue la exculpación de Pío XII y las
acusaciones a las potencias mundiales de no haber acabado con los nazis cuando
tenían conocimiento del exterminio judío. También le escuché platicar sobre la
secesión catalana. No me importaba demasiado el contenido de sus palabras, me
llevaba los demonios esa estampa de superioridad moral con la que encaraba cada
tema, me subo al púlpito porque tengo a Dios de mi lado y me bajo a las
miserias porque somos pecadores. Arriba y abajo dependiendo de la situación.
En África se
mueren los niños y el Papa dice (previsible y demagógico) que se podrían alimentar con lo que se derrocha
en el resto del mundo. ¿Entiende como derroche la parafernalia de su
organización? ¿Por qué no recalifican los templos vacíos? ¿Por qué no dejan las
propiedades que registraron por el morro? Tienen Cáritas y miles de monjitas y
padrecitos repartidos por el mundo haciendo el bien, una tapadera perfecta para
seguir teniendo el control de la situación, la llave de la salvación, el perdón
a discreción, la fraternidad en el bolsillo y el garrote en el vientre de las
abortistas asesinas.
¿Les hice un truco
de magia o me lo hizo el Papa a mí?
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