Catalunya ha desteñido su Virgen Patrona. La
Moreneta (marginal donde las hubiere) ha dejado paso a una imagen venerada en
la lejana Siena. Me refiero a la Virgen del Voto.
Catalunya (toda, todita,
toda) quiere votar, exige votar, merece votar. Cómo y cuándo determinen los
magnánimos políticos catalanes. Catalunya tiene derecho a decidir su futuro.
Por higiene democrática. Sí o sí. Y sí y sí. Y el que no piense así que sepa
que no es catalán o está en contra de Catalunya o tiene un germen nazi que hay
que poner en cuarentena. O es español o botifler, que es como el ébola en
ciertos territorios cuatribarrados (ahora estelados).
Formulaban en el programa matinal de la televisión
más imparcial del condado (TV3) la siguiente pregunta para responder
contrareembolso por SMS: ¿Cree usted que hay resquicios legales para que se
produzca la consulta? Pregunta idónea para la señorita Pepita o para el
mecánico de la esquina, es algo que maneja la panadera (con la barra de cuarto
adjunta ejemplar de la Constitución) o que no tendrá el más mínimo problema en
responder un alumno de la ESO. Obviamente el SÍ fue aplastante. Como eso, todo.
El experto en Ciencias Políticas Joan Subirats en
un aclarador artículo en EL PAÍS sobre el tema que nos ocupa llegaba al meollo
de la cuestión.
Las
dudas más relevantes son sobre la calidad de la información disponible antes de
votar, la posibilidad de deliberar y el grado de conocimiento sobre qué es lo
que realmente se está votando y sobre los efectos que se derivará de ello.
El diccionario y las etimologías pueden ser
altamente cabritos. Vean las dos acepciones de DELIBERAR, vocablo decisivo en
el proceso de votación.
Considerar
atenta y detenidamente el pro y el contra de los motivos de una decisión, antes
de adoptarla, y la razón o sinrazón de los votos antes de emitirlos.
Pero acto seguido, como si fuera una bomba
retardada, emite otra acepción que se aproxima más a lo que estamos viviendo en
este choque de trenes (metáfora recurrente) entre Catalunya y España.
Resolver
algo con premeditación.
Rezan las pancartas independentistas.
VOTAR ES ALGO NORMAL. No lo tengo tan claro, en Catalunya, en los últimos
cuarenta años solo hemos elegido a nuestros representantes. Los paladines de la
democracia y la participación no nos han preguntado sobre otra cosa que no
fuera el nombre de los que se sentarían en el Parlament. No nos han preguntado
por la venta de patrimonio sistemático del país del que enarbolan la bandera,
del modelo de sociedad (ludópata por los negocios que implantan en el
territorio) que pretenden, o por la titularidad de la Sanidad y la Educación
catalana. Eso lo han decidido sin nuestro voto. Por eso consideran (creo que
con buen criterio) que es NORMAL que hayan decidido DELIBERADAMENTE hacia donde
se debe encaminar Catalunya.
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