El proceso independentista catalán debe (no tengo
claro que los que lo lideran no lo hayan decidido ya) elegir entre dos caminos:
el de la autoafirmación propia o el del odio al otro.
El primer camino puede ser más largo y tortuoso,
exige convencer a los ciudadanos que viven ahora en Catalunya que el modelo de
país que disfrutarán en el futuro será diferente y que desde el respeto a la
historia y a la cultura común se puede edificar una nación más próspera y
justa. No me cierro a este proyecto. Quiero que me lo dibujen (me conformo con
algún esbozo creíble que rehúya de tópicos) para yo convencerme de que este
independentismo de nuevo cuño no es más solo una pantalla para esconder los
recortes y seguir en el poder a toda costa. Cuando el principal líder del
independentismo catalán, Oriol Junqueras, tiene como eje argumental la sustracción que de nuestros impuestos hace el ogro centralista pero no participa
(gobierna o hace gobernar) en la correcta inversión de la pasta que tenemos, me
huele a chamusquina. Sigo viendo en Catalunya derroche y mala repartición de
los recursos que sí se tienen.
Para los que quieren tirar por lo recto para
evitar las preguntas incómodas quiero advertirles que no se podrá gobernar un
país independiente con casi el 40% de la población en contra. Tal vez hay que
mirar menos a Escocia y más a Crimea. Los números los he sacado de los
resultados de las últimas elecciones europeas, la suma de los votos de
PSC-PP-Ciutadans-UPyD es de 795.000 ciudadanos (31,65%) a los que se le pueden
sumar algunos de los 375.650 (10,3%) que votaron ICV-Podemos. A los que se
pueden sumar muchos de los 2.785.160 abstencionistas (recuerden la movilización
por el derecho a decidir con el que presentaron las fuerzas nacionalistas estas
elecciones). Suerte que Rajoy no sabe sumar porque si no seguramente
autorizaría inmediatamente el referéndum del dia 9 de Noviembre pero con unas
condiciones favorables a sus intereses (o 75% de sí a la independencia o nos
quedamos como estamos). Desarticularía a los que le tildan de antidemócrata y
se llevaría el gato al agua. ¿Demasiada actividad mental para el Plasmático,
verdad?
El segundo camino es corto y fácil. El odio es una
gasolina que acelera todos los procesos (no me saquen a los judíos que empieza
el terror). No requiere demasiada elaboración, es una ecuación sencilla. Culpa
de todos los males que aquejan Catalunya= Espanya. Estado central=Demonio. Es
cuestión de encender la hoguera y ponerla debajo de la ignorancia de los
afectados por la crisis y por las ganas de trepar en el nuevo estado
independiente. Para ilustrar este camino no hay mejor imágen que la
surrealista conferencia que pronuncia Víctor Cucurull Miralles por todos los rincones de Catalunya.. Les confieso que al
principio no le concedí demasiada importancia, me pareció un descerebrado que
desbarraba (disparataba) y que manejaba la historia (por su desconocimiento) a
su antojo para que al final cuadrase toda la Historia de la Humanidad sobre
la bandera estelada. Cuando consulté su curriculum se me cayeron las canicas al
suelo.
Escuchen, vean y juzguen.
Ay! Que pena que el sentido común sea el menos común............
ResponEliminaOlé tu artículo.
El sentido común no se lleva bien con los intereses oscuros. Gracias.
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